
La tuberculosis (TB) sigue siendo un problema de salud pública a nivel mundial, afectando a millones de personas cada año. En este artículo, la Dra. en C.S. Ruth Magdalena Gallegos Torres, de la Facultad de Enfermería, nos ofrece una perspectiva detallada sobre esta enfermedad, sus mecanismos de transmisión, los grupos más vulnerables y las estrategias de prevención.
La TB es una de las enfermedades más antiguas de la humanidad, según diversas fuentes bibliográficas. De acuerdo con la Secretaría de Salud, aproximadamente un tercio de la población mundial alberga el bacilo causante de la enfermedad en estado inactivo, lo que significa que estas personas podrían desarrollarla en algún momento de su vida.

Una persona con TB sin tratamiento puede contagiar entre 15 y 20 individuos en un año. El riesgo de desarrollar la enfermedad aumenta en personas con un sistema inmunológico debilitado o con padecimientos crónicos como diabetes mellitus, VIH-SIDA, desnutrición, cáncer o alcoholismo.
Grupos vulnerables como niños, personas mayores, migrantes y personas en situación de pobreza tienen un mayor riesgo de infección. Aunque es poco común, la TB también puede transmitirse a través del consumo de leche, productos lácteos o carne contaminada, ya que esta enfermedad también afecta a animales como vacas y cerdos. Cuando una patología animal se transmite a humanos, se denomina zoonosis.
En México, las instituciones de salud realizan monitoreos constantes de la tuberculosis tanto en humanos como en animales. Por ello, es fundamental mantenerse alerta ante cualquier síntoma y procurar una vigilancia adecuada de la salud, tanto propia como de los animales de compañía o producción.
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